miércoles, 6 de enero de 2010

Los Mariscos dulces no se comen


Apiao , Sie7e AM, extracción de algas, comercio abundante. Todos a sacar lo necesario, ósea: lo consumible y lo vendible. El antropólogo, mas que inocente, in-culto, recolecta la inmensa cantidad de conchas de color rosado [que en esta foto absorben la roca] no entiende o mas bien no atiende el por que nadie las saca, pero -a el- no le importa, el viene de quintero, y “ya ha hecho terreno”, así que solo las saca. Le es fácil, lo disfruta, se cree experto.

Canasta llena de conchas rosadas, causa risotadas: “los mariscos dulces no se comen, por eso nadie los saca…” pues bien, el antropólogo en ridículo escribe sobre su chasco, lo “políticamente correcto”, el circulo académico conforme.
¡Pero No!
El antropólogo –amenamente- discute. Más que tozudo, sabe que de los cometarios contrarios obtiene los mejores datos; la discusión es la puesta en escena de argumentos enfatizados. El etnógrafo que obvia tales exhibiciones se pierde de mucho.
Expone:
“¿Pero; por que los mariscos dulces son “tan inútiles”?, pensemos que hace 30 años nadie sacaba luga , por inútil, no obstante hoy todos la extraen”

Los argumentos en favor del mercado de algas y la explicación del por que de su importancia, son tan variados y contundentes, que el antropólogo – historiador de la luga en este caso- queda abatido, pero satisfecho. Y los mariscos dulces con cebolla picada y limón no saben mal, sobretodo con harta cebolla y mucho limón.

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