martes, 27 de diciembre de 2011

Fetichismo de la Mercancía y vida social de las cosas:

La noción de Karl Marx en torno al fetichismo de la mercancía ha tenido un sitio especial en la antropología desde que Michael Taussig ha interpretado y trabajado con esta en contextos etnográficos. Ahora bien, lo más interesante de este constructo teórico son los aportes que entrega toda vez que se analiza el mundo de las mercancías, como tal. Marx hace notar como una de las características del mundo actual es que se presenta como un gran arsenal de mercancías, las cuales no son simples objetos de utilidad, sino por el contrario, contienen una amplia gama de simbolismos y abstracciones de la sociedad, su historia e ideología.

A primera vista, parece como si las mercancías fuesen objetos evidentes y triviales. Pero, analizándolas, vemos, que son objetos muy intrincados, llenos de sutilezas metafísicas y resabios teológicos (Marx, 2001:36)

Este proceso de levantar la imagen de los objetos, de las mercancías, estaría ocultando el verdadero carácter social-humano detrás de estas mercancías. Es una mistificación, similar a la dada en la religión, toda vez que se imprime un aura misteriosa, fantasmagórica a una entidad determinada. Por esta razón Marx acuña el concepto de fetichismo para referirse a la mistificación asociada a las mercancías


Esta ocultación ha sido el tema de interés en el que Michael Taussig ha puesto acento, considerando que en los fenómenos asociados al fetichismo de las mercancías existe un “exorcismo” de lo social-humano, lo cual deriva en que las mercancías funcionen como disfraz de las relaciones humanas establecidas en el flujo mercantil. Este disfraz no solo oculta lo social de los sujetos y socializa los objetos, sino que además objetiviza a los sujetos, entendiéndolos como meros eslabones en la “cadena social” de mercancías.

Es necesario entender la manera en que el sistema de mercado del capitalismo moderno engendra una mentalidad mercantil donde la gente tiende a ser considerada como un bien de consumo y los bienes de consumo como entidades animadas (Taussig. 1980, Pág. 46)





La lógica de mercado divide psicológicamente a los productores; el trabajo pasa a ser propiedad de la mercancía como materialidad, así los productores quedan separados de los propios productos, elaborados antes por ellos mismos. (Taussig. 1980)

En las sociedades capitalistas esta incorporación de la persona al producto se “exorciza”, respetando las normas de propiedad burguesa. La incorporación “queda pagada”, con el salario o el precio de venta, tal como la “propiedad” de cualquier articulo de consumo se transfiera en el momento de la venta (Taussig. 1980, Pág. 49)

Según la perspectiva de Taussig, la autonomía que asumen las mercancías y la separación que establecen con las relaciones sociales humanas, termina por subyugar a los productores a una dominación simbólica de las cosas, donde su propio trabajo es encubierto bajo la cristalización de la forma mercancía. Ahora bien, nada de esto es parte de una forma natural-económica o ampliable a distintas sociedades, sino por el contrario su conformación está directamente relacionada con los albores de la sociedad burguesa.

Estas formas son precisamente las que constituyen las categorías de la economía burguesa. Son formas mentales aceptadas por la sociedad, y por tanto objetivas, en que se expresan las condiciones de producción de este régimen social de producción históricamente dado que es la de la producción de mercancías. Por eso, todo el misticismo del mundo de las mercancías, todo el encanto y el misterio que nimban los productores del trabajo basados en la producción de mercancías se esfuman tan pronto como los desplazamos a otras formas de producción” (Marx.2001, Pág. 41).

Esta crítica hecha “al ensalce” de las mercancías podría ampliarse al método y teoría relativo a la “biografía de las mercancías” o “vida social de las cosas”, podría argumentarse que detrás de la idea de biografiar o “dotar de vida” a una mercancía estaría una concepción fetichista de las mercancías, no obstante esto seria un error y tal argumentación superficial. En seguida explicamos porque.

Marx nos explica que el carácter misterioso de la mercancía no brota de su valor de uso, ni en las formas sociales del trabajo sino de su misma forma, la forma-mercancía como tal, esto en gran parte significa que la mercancía en la sociedad actual, revestida por la forma de intercambio dinero, esconde las relaciones sociales del trabajo bajo la concepción de “trabajo humano abstracto a escala mundial” encubriendo así, cada trabajo en particular dado en la producción de mercancías y agregando este valor a la materialidad, esto estaría en la base del “fetichismo de la mercancía”.

Pero esta forma acabada del mundo de las mercancías – la forma dinero- lejos de revelar el carácter social de los trabajos privados, y por tanto, las relaciones sociales entre productores privados, lo que hace es encubrirlas (Marx.2001, Pág. 46)

El enfoque biográfico mercantil o las ideas asociadas a “la vida social de las cosas” por el contrario se proponen develar los fenómenos y hechos sociales ocultos por la lógica fetichista. La perspectiva biográfica de las mercancías examina directamente la vida social ligada a las mercancías y en este caso de estudio específicamente a la vida social ligada a los productores. Tal como explica Marx “la forma fantasmagórica asociada a la mercancía es una relación social concreta, establecida entre los mismos hombres…” Pues bien, estas relaciones sociales concretas son justamente la que interesan en el análisis biográfico mercantil. Desde esta perspectiva, al analizar la historia de una mercancía es inevitable analizar la historia humana, esto mismo ya lo ha dicho Mintz en relación a la historia del azúcar

A partir de entonces cambió para siempre la idea de lo que es un producto y de lo que significa. Y, por la misma razón, cambió concomitantemente lo que es una persona y lo que significa serlo. Al comprender la relacione entre producto y persona volvemos a develar nuestra propia historia. (Mintz.1996, p: 271).

En conclusión podemos decir que superficialmente y por una paradoja del lenguaje, una imagen caricaturesca del método y teoría asociado a las biografías de mercancías podrían ser criticadas como producto de un fetichismo de la mercancía, pues justamente se atribuye a la mercancía un carácter vital, no obstante esto es solo aparente, pues un análisis más profundo nos permite entender que justamente la metodología asociada a las biografías de las mercancías permite adentrarnos y analizar los constructos discursivos y mistificaciones identificados como fetichismos. El fetichismo de la mercancía mistifica los productos toda vez que los vitaliza o humaniza en proposiciones folcloristas del mercado, tales como: un vehiculo audaz, una lavadora fiel o una comida rápida. En estas atribuciones se encubren las relaciones sociales humanas, por el contrario en el enfoque biográfico mercantil, las relaciones humanas – relacionadas a una mercancía – son fundamentales, lo que el fetichismo exorciza es revelado y reasociado bajo el método de biografiar o describir la vida asociada a las mercancías.

En un sistema en donde predomina el fetichismo de la mercancía para entender las relaciones de producción, el enfoque biográfico mercantil nos permite observar las relaciones sociales–humanas ideológicamente ocultas en este proceso. Marx explica que bajo el fetichismo, las mercancías se nos presentan como verdaderos “jeroglíficos sociales” , según acá proponemos el método biográfico mercantil funciona como un descifrador eficaz. Ahora bien, esto en cuanto al método, sobre la teoría del valor de Appadurai cabe hacer una observación: aunque el proceso de subjetivar la generación del valor es oportuno, toda vez que se levanta al intercambio como medida de análisis, también es sesgada pues destruye toda posibilidad de asumir el valor desde una condición objetiva y enmascara la definición del mismo -valor- en el sacrificio, lo cual, creemos, no define el fenómeno en su totalidad.